viernes, octubre 28, 2005

Mojé mis pantalones

Enviado por: Evike Soto

El niño de 8 años entró en el salón de clase para hacer su examen final. El se encontraba muy nervioso acerca de tal examen, su angustia creció tanto que sin poderse controlar se orinó en sus pantalones. Miró hacia abajo y vio como gotas caían suavemente al piso.

Para su sorpresa cuando levanta su vista y ve a su profesora nota que ella lo llama a su escritorio. Cómo podría moverse sin dejar al descubierto su situación? La profesora al notar que el niño esta como paralizado y no va hacia ella, lentamente se viene al pupitre del niño. Oh no!!, piensa él. Qué hacer? Ahora será avergonzado y sus compañeros se reirán de él.

En ese momento una niña compañera de clase viene hacia él con una pecera y al pasar frente a él se tropieza y derrama el agua de la pecera sobre la ropa de él, mojándole totalmente.La Maestra apresuradamente toma al niño y lo lleva al baño para ayudarlo a cercarse su ropa, mientras el internamente decía: Gracias Dios,, Gracias Dios. Si hay un Dios en el cielo. Que gran regalo me diste.



Para ocultar aún mas lo que vivió le grito a la niña.. "NO sabes donde caminas?..Idiota"

En el tiempo de receso ningún compañerito se quiso acercar a esta niña y ella estaba sola. Todos la miraban con menosprecio por haber mojado al compañero. Cuando terminó la clase, la niña iba caminando solita hacia su casa, ya que ninguno quiso estar con ella y el niño se acercó y le pregunto: Realmente te tropezaste? Fue un accidente? Y ella lo miró y le dijo.
No, yo vi lo que te paso, vi que te orinaste y la profesora venia a ti, por eso corrí y tome la pecera para hacer que me tropezaba... porque no quería que fueras avergonzado. Ahora el niño estaba más paralizado de lo que se sintió en clase.

No puedo olvidar como Dios también muchas veces ha derramado la pecera sobre mi para protejerme. También yo muchas veces me he orinado en los pantalones pero él con amor y cariño ha creado una situación que no he entendido en el momento.pero luego tengo que agradecerle por haberme mojado con la pecera de su amor.


Efesios 2:4-5

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo.

1 Crónicas 16:34
Celebrad á Dios, porque es bueno; Porque su misericordia es eterna.
Salmos 57:10
Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad

jueves, octubre 20, 2005

Un paseo con Cristo

Enviado por: Kenneth Bolaños.
Al comienzo yo veía a Dios como mi observador, como mi juez que llevaba la cuenta de mis actos para saber si merecería el cielo o el infierno. Él estaba allá arriba, como un personaje. Yo conocía su retrato, pero no lo conocía a Él.

Más adelante, cuando conocí a Cristo, la vida se transformó en un paseo en bicicleta. Era una bicicleta para dos, y Cristo iba atrás, ayudándome a pedalear. No recuerdo cuando, Él sugirió que cambiáramos los lugares. La vida no ha vuelto a ser la misma desde entonces, se ha vuelto
fascinante!!!.

Cuando Él manejaba, conocía largos y deliciosos caminos subiendo y bajando montañas a través de rigurosos lugares, a una velocidad increíble. Todo lo que yo podía hacer era aferrarme a Él y aguantar, aunque pareciera una locura.

Él me decía: "¡¡¡PEDALEA!!!, ¡¡¡PEDALEA!!!". Yo ansioso y preocupado preguntaba "¿a dónde me llevas?". Él se reía y no contestaba, entonces, empecé a confiar. Olvidé mi aburrida vida y me lancé a la aventura. Y si alguna vez le decía: "Estoy asustado", Jesús se inclinaba y tocaba mi mano.

Él me llevó a conocer gente que me hacía regalos de sanación, de aceptación, de alegría y de paz para nuestro viaje. Él decía: "Da esos regalos", y yo se los daba a la gente que nos encontrábamos y descubrí que dando, yo recibía y que la carga se hacía más liviana.

Al principio yo no confiaba que Él manejara mi vida. Pensaba que podía chocar. Pero luego me di cuenta que era una manivela perfecta, tomaba impecablemente las curvas, saltaba en forma exacta las grandes piedras, y sabía volar para acortar los pasos peligrosos.

Estoy aprendiendo a callarme y a pedalear en los lugares más extraños. Estoy empezando a disfrutar del panorama y de la fresca brisa en mi rostro. Y cuando siento que ya no puedo más... Él solamente me mira, me palmea y sonriendo me dice:

"¡¡¡¡PEDALEA!!!!, ¡¡¡¡PEDALEA!!!!, ¡¡¡¡PEDALEA!!!!".